El mito de navegaciones chinas a América está muy extendido pero
ni hay pruebas evidentes ni parece posible que pudieran hacerlo. El buque
empleado por China era el conocido como junco o sampán. Carecía de la roda de
proa y del codaste de popa y no tenía quilla, era de fondo plano. Eso le hacía
apto para navegar en aguas poco profundas y costear pero le convertía en poco
adecuado para navegar en un océano.
Precisamente Colón eligió la carabelas para cruzar el Atlántico
porque eran los buques más aptos entonces para navegar en mar abierto y además
no tenían tanto calado como otros buques como las naos, lo que permitía sortear
mejor los bajos que pudieran existir cerca de la costa. O sea, la carabela era
el equilibrio entre la capacidad de soportar temporales en el océano y poder
acercarse a la costa sin embarrancar. Precisamente embarrancó la nao Santa
María en el primer viaje, más grande y de más calado que las carabelas. La
carabela era un buque de diseño portugués. Los portugueses ya realizaban
tránsitos en mar abierto cuando regresaban desde Mina de Oro en el golfo de
Guinea hasta Lisboa, como ya se ha tratado en otros artículos.
Los chinos hacían juncos pequeños, medianos y más grandes.
Simplificando, podría decirse que esos barcos eran como cajas de zapatos
flotantes. No tenían las formas alabeadas buscando las líneas de agua que se
construían en Occidente. Al no tener quilla y tener el fondo plano, la
estabilidad del buque se compromete mucho en aguas turbulentas. Aunque ellos
intentaban subsanar el defecto introduciendo grandes timones durante la
navegación que se podían retirar para atracar en la costa.
Navegar con vientos contrarios:
Una de las principales propiedades que también han de tener los
buques de vela para navegar en mar abierto es la capacidad de avanzar con
vientos contrarios. A eso se le llama ceñir el viento. Por ello los buques han
de llevar un variado velamen. La conocida como vela latina, triangular, usada
en Occidente, era fundamental para esa tarea. Ceñir quiere decir avanzar en
contra de donde sopla de viento en un angulo menor de noventa grados. O sea,
avanza en dirección inclinada al viento contrario. Se va contra el viento en un sentido oblicuo.
Imaginemos un viento que sopla del norte. El buque que puede ceñir
puede avanzar navegando unos 45 grados al oeste de esa dirección. Después
corrige y avanza otro trozo navegando unos 45 grados al este de esa dirección
norte. Y así, dando bordadas, se dirige al norte en contra del viento. Sin
poder ceñir, el buque sería llevado por los vientos según el sentido en que
soplaran. Esa capacidad de ceñir hasta ese punto no lo tenían los juncos
chinos.
Las tracas de madera que cubren el costado del buque apoyadas sobre el costillaje interno conocido como cuadernas iban en los buques occidentales desde la afilada roda en la proa hasta el codaste de popa. Las cuadernas iban sustentadas sobre una gran viga horizontal que recorre el fondo de proa a popa, y que es la quilla. Todo eso buscaba una forma aerodinámica de lineas de agua, forma que se sigue empleando en los buques modernos. Los juncos chinos, sin quilla, sin roda, sin codaste, eran demasiado toscos desde este punto de vista.
Gran navegante chino:
El considerado como el mayor navegante chino fue Zheng He, que
hizo grandes recorridos entre 1405 y 1411. Pero sus desplazamientos fueron a lo
largo de la costa asiática, bordeando la India y llegando hasta la costa
africana. Una de sus misiones era combatir la piratería costera abundante por
aquellos mares así como establecer lazos políticos y militares con reinos de la
zona. Se sabe que estuvo en Calcuta y que probablemente pudo llegar por la
costa africana oriental hasta Mozambique pasando por Arabia.
Lo que entra dentro del mito es que el navegante chino pudiera
llegar a la costa americana. Un mapa del siglo XVIII que decía ser una copia de
un mapa de la época de Zheng He muestra un mapamundi donde aparece América.
Pero claro, posterior al cruce de Colón del Atlántico, surgieron muchas cartas
naúticas que pretendían ser anteriores a tal hecho. O sea, no son más que
falsificaciones probablemente hechas para estafar a coleccionistas.
Los que mantienen que Zheng llegó a América aducen que es que casi
toda la documentación de los viajes de aquél navegante se ha perdido. Vaya
casualidad. Se conservan documentos sobre su viaje por la costa asiática pero
se ha perdido la correspondiente a su viaje a América.
Hay que tener presente además que el concepto de la expedición de
Zheng no tenía nada que ver con las navegaciones occidentales de un buque o
unos pocos intentando cruzar el Océano. Zheng formó una gran flota de docenas
de juncos hasta llevar a bordo probablemente unos treinta mil hombres, según
algunas crónicas. O sea, todo un ejército.
Había juncos de todos los tamaños, algunos enormes. Se estima que
tuvieron que traer madera hasta del Vietnam para la construcción. En algunos de
esos barcos iban rebaños de ganado y hasta huertos para obtener cosechas. Esa
flota era una especie de ciudad flotante sobre cajas cuadradas de madera
gigantes. Esa ciudad flotantes se desplazaba a lo largo de la costa asiática
desde China hasta India, Arabia y Africa. Es impensable que algo así, con
buques de fondo plano, pudieran aventurarse a cruzar un Océano.
Se considera que navegó durante una docena de años entre ida y
regreso pero no fue un hecho sostenido en el tiempo. No se hicieron más
expediciones largas de ese tipo. Puede decirse que fue algo puntual y
descomunal y que las conclusiones que sacaron los emperadores chinos es que no
les resultaba muy rentable, ya que no programaron más.
Las flechas indican el recorrido que hizo la gran flota de Zheng.
Viento divino:
En 1281, una gran flota china mongola del Kublai Khan zarpó hacia
Japón con intención de invadirlo. Pero un temporal destrozó a esa flota y los
japoneses se libraron de la temida invasión. Ese viento que hundió los buques
chinos fue llamado viendo divino (kamikaze según los occidentales). Esa gran
formación de juncos no fue capaz de salvar la relativa corta distancia entre
China y Japón en cuanto se enfrentó con un vendaval de proa. Es una muestra del
peligro que suponía navegar con juncos en mar abierto.
La distancia entre Sanghai (China) y Nagasaki (Japón) es de unas 500 millas naúticas, unos 800 kilómetros
En Occidente era prácticamente desconocida China. No existe constancia de que ningún occidental hubiera entrado en contacto con chinos hasta la época que nos ocupa. Sólo en el siglo XIII un italiano, Marco Polo, estuvo en China pero fue por vía terrestre. Los relatos de Marco Polo en forma de libro fue lo que avivó precisamente el ansia de algunos navegantes por poder llegar allí vía marítima. Entre ellos, Colón, que esperaba encontrarse con chinos al otro lado del Atlántico. Pero ni Colón ni los españoles que recorrieron el continente americano después de él encontraron vestigio de algo chino por aquellos parajes. Habría que esperar a que los españoles cruzaran el Oceano Pacífico para entrar en contacto con gente asiática.
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